«Obi-Wan Kenobi»; Tenemos que hablar de Carrie Fisher, Leia y «Wishful Drinking»

El pasado miércoles 22 de junio se estrenó en la plataforma de Disney+ el último capítulo de Obi-Wan Kenobi. Esta nueva entrega de la saga de Star Wars se enfoca en el viaje del conocido caballero Jedi para rescatar a una joven Leia Organa. Esta vez, la princesa es interpretada por la maravillosa Vivien Lyra Blair, quien no falla en transmitir en el personaje la chispa rebelde que la caracteriza. De hecho, logra capturar el espíritu de la mismísima Carrie Fisher, quien, según los fans, hubiera estado orgullosa de la actriz de nueve años. Sin embargo, lo más seguro es que Fisher hubiera estado más que feliz de cederle a alguien más el pesado manto de la princesa Leia.

A raíz del comienzo de la pandemia me adentré al mundo de la literatura de «no ficción», comenzando con los audiolibros de los tres memoirs escritos por Carrie Fisher. Me concentraré en hablar específicamente del primero, Wishful Drinking, el cual está basado en el show en vivo del mismo nombre que pueden encontrar ahora mismo en HBO Max. Así, lo primero que descubrí es que la mujer a la que hemos relacionado toda su vida con el icónico personaje de la famosa ópera espacial odiaba a Leia hasta la médula.

No hay ropa interior en una galaxia muy muy lejana

Una de las anécdotas más memorables que cuenta Fisher sobre el rodaje de Star Wars involucra a George Lucas diciéndole que no podía usar brasier bajo el famoso vestido blanco, ¿por qué?, pues porque no se puede usar ropa interior en el espacio exterior. Sin embargo, hasta ahora ni Mark Hamill ni Harrison Ford han declarado que se les haya prohibido utilizar calzoncillos. Creo que esto es muy ilustrativo de cómo fue la experiencia de Fisher formando parte de la saga de Star Wars, constantemente sometida al sexismo en la industria.

Claro que podría parecer algo inofensivo hasta que nos habla sobre cómo los hombres se acercaban a decirle que se masturbaban con su foto (¿En qué momento esto se puede concebir como remotamente aceptable?) o sobre cómo a lo largo de su vida ha tenido que verse a sí misma convertida en juguetes sexuales. De acuerdo con Fisher, al escuchar su show, Lucas le explicó que no se puede usar brasier en el espacio porque, como el cuerpo se expande, una se puede estrangular. Por supuesto, porque Star Wars siempre ha sido una saga que busca el realismo de acuerdo a los postulados científicos.

Una princesa en un traje de metal encadenada a una babosa gigante

Sí, el personaje de Leia fue muy subversivo para su tiempo: una líder determinada, valiente y más asertiva que sus contrapartes masculinas. Sin embargo, parece haber una regla que nos dice que no podemos tener a una personaje femenina empoderada sin ponerla en un traje sexy de vez en cuando, de preferencia de metal; oh!, y que de paso sea la esclava sexual de una babosa gigante.

Así mismo, parece haber otra regla que dice que, por muy capaz que esta sea, debe de ser salvada de vez en cuando por el protagonista. Supongo que, de esa manera, la audiencia masculina sabrá que está bien acercarse a la actriz que la interpreta para recordarle cómo ha sido sexualizada toda su vida.

«Yo no soy Leia, sólo sucede que me veo como ella»

En su último memoir, The Princess Diarist, el cual también recomiendo bastante, Fisher habla más a profundidad de los años en los que participó en Star Wars. Desde el rodaje de la primera película ya batallaba con problemas de adicción, de salud mental y de imagen corporal, lo cual sólo se magnificó cuando, como ella lo dice, «George Lucas le robó su semblanza». En este sentido, el hecho de que su imagen estuviera por siempre ligada al personaje era un recordatorio de todos estos factores que la aquejaban. Ella misma predijo, con mucha ironía, que, cuando muriera, todos los tabloides mostrarían una foto de la Princesa Leia Organa al lado de su nombre.

Leia es, en definitiva, uno de mis personajes favoritos de Star Wars. No escribo todo esto para demonizar una saga que realmente ya tiene bastante mala fama. Sin embargo, leer su obra me hizo ver a la mujer que estaba detrás y de cómo el surgimiento de este ícono de la cultura popular vino con un gran costo para ella. Del mismo modo, también considero que es prueba de un fenómeno que sigue ocurriendo.

La Princesa Leia en Obi-Wan Kenobi

La muerte de Carrie Fisher en el 2016 representó un problema para las nuevas entregas de la saga, especialmente para la terrible El ascenso de Skywalker. La solución ha sido agregar a su personaje con monstruosas creaciones de CGI como en Rogue One. Todo esto sólo me recuerda a que tenía toda la razón cuando dijo que George Lucas le robó su semblanza y, además, podemos decir que se la vendió a Disney, como si realmente le perteneciera. Asusta, como ese «funny feeling» del que habla Bo Burnham en Inside.

Es por esto que me parece una maravilla lo que hace Obi-Wan Kenobi, pues nos recuerda que Leia es más que Carrie Fisher y que Carrie Fisher es más que Leia. Vemos únicamente al personaje, sin la sexualización ni la pesada carga emocional que supuso. Vivien Lyra Blair hace un excelente trabajo en incorporar los valores que la caracterizan: valentía, determinación y empoderamiento. Así, la princesa cobra vida de nuevo y deja de ser un fantasma que atormenta a la actriz que la interpreta.

«Entonces, ¿Qué pasa cuando vas al espacio? Pierdes todo tu peso ¿Hasta ahora todo bien, verdad? ¿Pero luego tu cuerpo se expande….? Pero tu brasier no, así que terminas estrangulada por tu propio brasier. Ahora, yo pienso que este sería un obituario fantástico, así que les digo a mis amigos más jóvenes que, sin importar cómo me vaya, quiero que reporten que me ahogué en la luz de la luna, estrangulada por mi propio brasier».

Carrie Fisher, Wishful Drinking.

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