SEXO, PUDOR Y LÁGRIMAS 2: 20 AÑOS DESPUÉS, ¿FUNCIONA?

 

‘‘Los hijos son el eterno recordatorio de lo que uno todavía tiene que trabajar’’, nos menciona el personaje de Andrea (Cecilia Suárez) como premisa a esta continuación de aquella emblemática película que en 1999 llegaría para marcar su nombre en la historia del cine mexicano y que 20 años después regresa para adaptarse a la sociedad actual con una secuela cuya esencia temática se mantiene, pero cambia el ojo desde el que se mira y el cuerpo desde el que se vive. La pregunta aquí es: ¿funciona?.

 

Era 1999…

‘‘Sexo, pudor y lágrimas’’ es una película de 1999 escrita y dirigida por Antonio Serrano, basada en la obra de teatro del mismo nombre y del mismo autor. La película se convertiría en uno de los títulos importantes del cine nacional llevando el estandarte de la disrupción en el llamado ‘‘Nuevo Cine Mexicano’’ y logrando poco más de 27 semanas consecutivas en taquilla. La cinta se convirtió en la voz de toda una generación que buscaba verse reflejada en personajes que trataban temas tabúes de su tiempo sobre las relaciones sociales y amorosas, y que hablaban con un lenguaje despojado de tapujos que no era común escuchar en la pantalla de aquel entonces.

 

A esta película le debemos, por ejemplo, la filmografía de Manolo Caro. Véase directamente ‘‘No sé si cortarme las venas o dejármelas largas’’ (2013), la cual también está basada en la obra de teatro del mismo nombre y de la autoría del mismo Caro, para notar el impacto directo de la película de Serrano en otros autores.

 

Dentro del éxito de la película protagonizada por Susana Zabaleta, Demián Bichir, Cecilia Suárez, Jorge Salinas, Mónica Dionne y Víctor Huggo Martin, es importante también mencionar el impacto brutal de la canción del mismo nombre interpretada por Aleks Syntek como parte de la banda sonora, llevando de la mano el fenómeno de la película así como convirtiéndose en la canción más exitosa del cantante a la fecha.

 

La clave de todo esto es el momento que se vivía. Como se menciona, la película trataba temas que en su época no eran tan comunes de ver en cualquier pantalla, quizás siendo su referencia más directa la también gigantesca serie ‘‘Friends’’ (1994) que trataba temas similares pero de forma mucho más edulcorada. Siendo así ‘‘Sexo, pudor y lágrimas’’ una revolución de su tiempo… pero, eso: MUY de su tiempo. Una película muy de su tiempo y los tiempos han cambiado; ¿ha envejecido bien?, desde la perspectiva particular la respuesta es no.

 

20 Años Después…

Son ahora los hijos de esos personajes que dejaron huella en toda una generación quienes vienen a contar la historia de sus vínculos sexoafectivos en el contexto actual dejando de lado la lucha de hombres contra mujeres y buscando tratar temas de absoluta relevancia principalmente entre el público joven, tales como las relaciones abiertas, las orientaciones sexuales y, como ellos las llaman: las nuevas formas de amar.

 

Sin embargo, el problema inicial de ‘‘Sexo, pudor y lágrimas 2’’ es tomar a la primera película prácticamente sólo como un punto de partida para contar una nueva historia pero venderse como una continuación, resultando así en el poco desarrollo de los personajes originales e incluso llegar a la ridiculización innecesaria de éstos.

 

Es por eso mismo que, al ser ahora padres, hijos y amigos de ambos, los nuevos personajes tampoco logran una profundización real dejando sin explotar esos tópicos de relevancia mencionados y tratándolos de una forma superficial que exalta todavía más la llegada tardía de esta película a una época euphorica en la que el nicho al que se dirige está ya tan repleto y casi saturado de referencias similares (y mejor desarrolladas) que ya no tiene nada nuevo que aportar.

 

Tan es así que las dos principales resoluciones a los conflictos, que a su vez fungen como vínculos entre ambas generaciones y que son los que la podrían defender como una secuela, resultan en el más puro y trillado melodrama que se ha visto infinidad de veces en cine, series y particularmente en telenovelas; esto inclusive mejor desarrolladas y con diálogos que no suenan tan forzados y leídos directamente del guion como en esta película.

 

La película ahora dirigida por Alonso Íñiguez y escrita por él mismo en equipo con Julián Silvestre, y que también cuenta con el exitoso tema musical de hace 20 años en voz de Aleks Syntek, Alejandra Guzmán y Jazmín Solar, tampoco es que permita un lucimiento de la nueva generación integrada por José Ángel Bichir, Naian González Norvind, Ximena Romo, Paco Rueda o Victoria Volkova; y mucho menos de aquellos de la vieja escuela.

 

Curioso como bastantes de estos actores buscan alejarse de la vida y/o pasado telenovelero. ¿Se darán cuenta que están haciendo las mismas telenovelas que sólo tienen otro método de exhibición? ¿Leerán los guiones que les llegan?, solo ellos sabrán.

 

Dicho lo anterior, hay dos cosas que llaman la atención personal respecto al culto a esta película y a la reacción del público general ante la secuela:

 

  1. El escozor que, casi de forma contradictoria a la previamente mencionada saturación de referencias actuales, sigue causando la sexualidad en el público mexicano sobre todo cuando ésta sale de los cánones conservadores. La supuesta evolución y apertura mental que se ha vivido en veinte años pareciera quedarse en eso: un supuesto.

 

  1. Curiosamente, el cómo aquellos que vitorearon a la primera película por su transgresión, irónicamente se han convertido en aquellos a los que esa película transgredía. El tiempo no perdona ni dentro ni fuera de la pantalla.

 

Ambas películas se encuentran disponibles en HBOMax.

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