‘‘Albedríos’’, desde la entraña de la vulnerabilidad femenina

‘‘Había una vez, allá arriba en el cielo, muchas estrellitas que querían ir a bailar. Había una, dos, tres, cuatro, cinco, seis…’’

… nos canta uno de los dos personajes principales al inicio de esta película, como si contara a las mujeres que como esas estrellitas querían ir a bailar y ya no pudieron. Ya no se les permitió.

Basada en la obra de teatro del 2021 titulada ‘‘Concerniente al Albedrío’’, dirigida por Ignacio Ferreyra, escrita y protagonizada por Daniela Palao y Mara Ximena Espinosa de los Monteros, ‘‘Albedríos’’ cuenta de nuevo con Ferreyra en la dirección y en el guion, así como con Palao y Espinosa de los Monteros en los papeles principales, quienes nos narran un cuento onírico que se convierte en una pesadilla de la vida real desde el sótano de una casa en obra negra, como si representara la más pura entraña de una problemática sociocultural como lo es la violencia de género.

 

Este mediometraje experimental, que logra mantener la esencia de su origen teatral, comienza mostrándonos el cuerpo desnudo de una mujer tirado en diversas locaciones. Cuerpo sin rostro que podría ser el tuyo, el mío, el de cualquiera de nosotras; entre campos abiertos, baldíos, basureros. Imágenes que podrían pasar por pinturas o ser fotografías de Figueroa, contraponiendo eficazmente la belleza de la forma con lo monstruoso del fondo a través de un blanco y negro que en esta puesta en cámara, y de la mano de varios recursos visuales, construye un ambiente tanto sórdido como real.

El cuerpo desnudo cambia a un contundente primer plano que nos habla de frente, confrontándonos y espejeándonos a la vez, y que cambia constantemente de escenario situándose en cualquier lugar pensable. Todos esos lugares resultan amalgamados por una cinta amarilla con la advertencia de <<PRECAUCIÓN>>, convirtiéndolos en escenas de crimen dentro de esta telaraña llamada México, llena de cruces, de estadística, de muerte. De una más, de una menos.

 

Dos mujeres a través de sus cuerpos desnudos como expresión máxima de vulnerabilidad, son quienes desarrollan esta historia en la que también se representa ese limbo, esa telaraña, que es la búsqueda sin un aparente fin de explicaciones, de soluciones, de conciliaciones, pero también de mujeres y otros cuerpos que una mañana dejan una taza con un poco de café sobre su mesa y ya nunca regresan.

 

Por medio de constantes y alteradas conversaciones, las poderosas interpretaciones de Palao y Espinosa de los Monteros nos dejan en claro cómo es que, a las mujeres, desde pequeñas, se nos infunde el miedo casi como un deber de canasta básica. El miedo se nos impone como una sombra que nos hace ‘‘tener los oídos tan abiertos para escuchar todo lo que dice el silencio’’ y nos mantenga en un estado perpetuo de alerta.

Somos nosotras las que debemos estar alerta y tener cuidado. No son los demás los que no deben de dañar porque eso es lo normal, eso es lo que pasa… y cuando pasa, las que no se cuidaron bien fuimos nosotras.

 

Asimismo, estas dos mujeres exponen metafóricamente el cómo se nos otorgan ciertos y distorsionados ‘‘deberes’’ que, contrario al miedo que debemos mantener en la superficie, tenemos que mantener ocultos.  Se nos enseña desde chiquitas que para poder ganar un poco de ‘‘tranquilidad’’, hay que reprimir las emociones, el deseo y el placer. El cuerpo y la inteligencia. El <<NO>>, y que ni aun así la tenemos garantizada.

 

Ante la confrontación personal que me ha significado ‘‘Albedríos’’, me permito compartir una anécdota personal que revivió en mi memoria a raíz de este visionado: yo gusto mucho de la fotografía de calle, pero varias veces he tenido que limitar algo tan simple en apariencia como el agacharme para obtener un encuadre. Si te agachas siendo mujer, vienen los chiflidos, las miradas, los sorbos de saliva, las palabras y a veces hasta el contacto físico: el rozón, la nalgada. Todo por querer, solamente, tomar una foto. Salir de noche a hacerlo, como mujer, es impensable. Te aconsejan que de preferencia no salgas a hacer fotos sola, no vaya a ser que por querer quitarte la cámara te hagan algo, acordándote de que eres mujer y lo que ese <<algo>> significa, nunca nos es necesario especificar porque ‘‘es imposible ser mujer y no saberlo’’, como también nos dicen los personajes. ¿Por qué somos nosotras las que nos tenemos que limitar? Si algún día me pasa algo, ¿habrá sido mi culpa por querer, solamente, tomar una foto?

 

Lamentablemente, lo que para las mujeres se convierte en un estado perpetuo de alerta, para muchos otros significa la normalidad del día a día, sin el terror provocado por miradas o acechamientos tan lleno de alerta, de cotidianeidad. Ese terror que se ha convertido en ‘‘el paisaje que nos rodea, el paisaje de miedo, el paraíso convertido en cementerio’’, que nos coloca desnudas, vulnerables, en las manchas urbanas que siguen con sus vidas en el día a día.

 

Esa es nuestra oscura realidad retratada en ‘‘Albedríos’’ por medio de esta otra cara del cine mexicano que tantas veces nos negamos a ver o a reconocer. Que nos estremece y nos sacude con puñetazos de verdades a través de interpretaciones desbordadas de sus protagonistas y un estilo visual que conjuntamente, hacen que se sienta más nuestro que tantas otras películas que encumbramos con orgullo, porque la tragedia también nos representa.

 

El mediometraje podrá ser visto en algunas salas de arte de Ciudad de México próximamente y por lo pronto en el siguiente sitio: https://realidadesasimetricas.vhx.tv/

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