20FICM ‘‘Raymond & Ray’’: Padres que son candil de la calle, oscuridad de su casa.

Seguramente muchos hemos pasado por la experiencia de ‘‘re-conocer’’ a nuestros padres a través de los ojos de alguien más y terminamos topándonos con una imagen que no conocemos porque no se parece en nada a la persona con la que nos toca la convivencia diaria. Probablemente muchos hemos escuchado conceptos y adjetivos sobre ellos que nos provocan una incómoda disonancia y detonan cuestionamientos y conflictos.

 

Algo muy parecido sucede en ‘‘Raymond & Ray’’, largometraje del director colombiano Rodrigo García y producido por el mexicano Alfonso Cuarón, en el que un par de hermanos tienen la encomienda de enterrar a su padre recién fallecido con sus propias manos, literalmente cavar su fosa ellos mismos, pero es mientras más profundo cavan que más secretos encuentran, más lo conocen a él, y más se conocen a sí mismos también a través de los ojos ajenos y las verdades gritadas que resultan tan divertidas como efímeras.

Dos hermanos rudimentarios, uno más que el otro: Raymond (Ewan McGregor) es el hombre educado, más estilizado y cuidadoso con las formas, mientras que Ray (Ethan Hawke) es un tipo ermitaño y mucho más rupestre, bohemio frustrado que usa todo eso a su favor para convertirlo en su mayor sex appeal. Ambos comparten el nombre como el signo más básico de ser un reflejo mutuo en un espejo que han cubierto con la distancia en este dramedy que podría tipificarse como un ‘‘Almodóvar a la inversa’’ al presentar una visión estilizada, aunque de una forma mucho más sobria con tendencia a lo oscuro y no a lo brillante, de la neurosis que un padre es capaz de incrustar en sus hijos varones y que, en esta ocasión, sólo se acrecienta con su muerte.

 

A ese par se le une una exquisita Maribel Verdú interpretando a Lucía, la viuda de su detestado padre, quien llega a sus vidas para refrescarles la memoria por medio de una comedia fina que ilumina la historia.

Ethan Hawke y Maribel Verdú se ponen nuevamente a las órdenes de Alfonso Cuarón después de ‘‘Great expectations’’ (1998) e ‘‘Y tu mamá también’’ (2001), lo cual sirve de preámbulo para comentar lo siguiente: mucho se ha hablado de la nostalgia como móvil narrativo y/o mercadológico en el cine, pero esta película lo trata en la ya de por si nostálgica muerte y sus procesos de duelo con toda la reflexión que eso conlleva en los llamados dolientes que a veces no lo son tanto. Ethan Hawke carga el emblema de la nostalgia consigo como solo él sabe hacerlo desde hace décadas, enmarcado en una cabaña de madera, jazz y tompetas, mezclillas gastadas y pelo grasiento que nos remontan a esa figura suya de ‘‘Reality bites’’ (1994) o ‘‘Before sunrise’’ (1995).

 

Sin embargo, Hawke no es el único que evoca su propia figura de hace 30 años, ya que Alfonso Cuarón regresa a sus orígenes más arraigados sublimando a través de la dirección de Rodrigo García ese estilo que lo impulsaría a la internacionalización en la década de los 90s. Es imposible no destacar el diseño de arte con esos notorios y preciosos destellos verdosos tan característicos en los inicios de su filmografía en películas como ‘‘A little princess’’ (1995), ‘‘Great expectations’’ (1998), aquel coming-of-age protagonizado impecablemente por Maribel Verdú titulado ‘‘Y tu mamá también’’ (2001), y por supuesto ‘‘Sólo con tu pareja’’ (1991), ópera prima de Cuarón de la que no sólo hereda los tintes verdosos, sino también los de comedia casi existencialista que saludan de frente a la muerte.

Sin embargo, a pesar de sus virtudes visuales y el gran tridente actoral con el que cuenta, la película no va más allá de contar una historia con la que muchos podrán identificarse muy fácilmente de una forma ligera, cálida y agradable para pasar los 106 minutos frente a la pantalla, y que en realidad no tiene una profundidad mayor a la fosa de Ben Harris, el padre cabrón de ‘‘Raymond & Ray’’.

 

La película se encuentra disponible en Apple TV y fue presentada en el XX Festival Internacional de Cine de Morelia como parte de la sección dedicada a la invitada de honor de esta edición: la gran Maribel Verdú, quien se mostró emocionada y agradecida de haber compartido ficción con actores como Ewan McGregor & Ethan Hawke y de ser condecorada con el Ojito de Oro como reconocimiento a su carrera en la que ella misma llama ‘‘México, su segunda casa’’.

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