Precedida por el Premio Courage en el Festival de Cannes 2021 y una ovación de 8 minutos en la que destacó el aplauso general a la gran Arcelia Ramírez por un trabajo tan brutal como maravilloso, ha llegado por fin a la cartelera mexicana ‘‘La Civil’’, película dirigida por la rumana Teodora Ana Mihai e inspirada en la trágica historia de Miriam Elizabeth Rodríguez Martínez, la activista tamaulipeca que luchó incansablemente y de todas las maneras posibles para encontrar por ella misma a su hija desaparecida y que lamentablemente, después de encontrar sus restos, también fue asesinada en 2017, convirtiendo su historia en uno de los emblemas más dolorosos de la impunidad e indiferencia vivida en México ante la ola de violencia de ayer, de hoy y de siempre.
‘‘Si me llega a pasar algo, tienen mi permiso para abandonarme y decir que era una de ellos’’.
A través de la cámara vertiginosa y por momentos demasiado abrumadora de Marius Panduru, acompañamos a Cielo (Arcelia Ramírez) por el municipio de Santa Teresa en su sumersión a pie, y en uno de los tantos coches que puede conseguir, al mundo del crimen organizado y la milicia para encontrar a su hija adolescente desaparecida. Con tintes detectivescos y echando mano de los recursos que tiene, va dando con cada uno de los responsables del secuestro involucrándose en realidades mucho más podridas de las que imaginaba encontrar y convirtiéndose incluso en parte de los victimarios.
La historia de Miriam sirve como columna vertebral para desarrollar a través de Cielo las historias del dolor de tantas madres que se encuentran en circunstancias similares ante las desapariciones de sus hijos en ese pequeño municipio que se podría situar en cualquier estado de la República Mexicana. El dolor de las madres de las víctimas, de las madres de los victimarios, de las madres de los hijos de los victimarios, de aquellas a las que el coraje las mueve, de aquellas a las que el miedo las inmoviliza, de aquellas que no vemos pero de las que escuchamos, e incluso de aquellas de las que no sabemos.
Impecablemente actuada, el elenco está encabezado por la ya mencionada Arcelia Ramírez -para quien los elogios no son suficientes- secundada por Álvaro Guerrero, Juan Daniel García Treviño, Jorge A. Jiménez, Mónica del Carmen, Eligio Meléndez, entre otros.
La esencia de ‘‘La Civil’’ pareciera concentrarse en una escena que funge como una siniestra alegoría sociocultural de nuestro país, en la que Cielo camina entre la muerte misma representada por ataúdes, cuerpos y cabezas tendidas en una funeraria. Ahí mismo vemos a una niña pequeña sentada en una silla, sabiendo donde está todo en ese lugar, con la más sórdida y gráfica muerte normalizada en su entorno y ella conociéndola de cerca desde pequeña.
¿Por qué se podría considerar a este el verdadero cine de terror mexicano? Tal como lo hizo ‘‘Sin Señas Particulares’’ (2021), la cual incluso emplea recursos sobrenaturales, esta película se desarrolla en una realidad lamentablemente ineludible tanto para los personajes como para los espectadores. No se puede contar con el alivio de que, al empezar a correr los créditos finales, esa realidad vista en pantalla termine y podernos ir a casa con la seguridad de que lo que vimos es tan solo una ficción lejana a nosotros, sino que es esa cercanía tan terrorífica y tan real lo que nos inunda de una macabra pesadumbre que, en el fondo sabemos, es ese interminable mundo narrativo propio y de los nuestros como mexicanos.
Al más puro estilo de ‘‘Los Olvidados’’, la cual se autoproclamaba como una película que no era optimista en 1950, ‘‘La Civil’’ tampoco lo es ni parecería pretender serlo; sin embargo, es ese final ambiguo y probablemente esa visión idealizada de la milicia que alimenta una esperanza fantasiosa, lo que podría llegar a traicionar esa esencia construida en sus dos horas de duración. Pese a ello, su poderío narrativo y actoral la convierte en una de las mejores películas que México haya visto firmada con su nombre en los años recientes.
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