La historia de los mexicanos en el Oscar se remonta a los orígenes más prístinos de la premiación que celebra, en teoría, a lo mejor del cine cada año. Cuenta el mito que la estatuilla que en 1928 fuera llamada «Oscar» por primera vez, está diseñada a imagen y semejanza de uno de los mexicanos más ilustres que ha tenido la cinematografía nacional: Emilio ‘‘El Indio’’ Fernández, quien durante su paso por Hollywood conoció a otra de las grandes figuras de nuestro cine: Dolores del Río, con quien forjaría una amistad digna de los libros de Historia. Dolores ya era un nombre de peso en Hollywood y, en ese entonces, estaba casada con Cedric Gibbons, director de arte de la Metro Goldwyn-Mayer a quien se le había asignado el diseño de la estatuilla y quien, a petición de su esposa, utilizó a un renuente -de inicio- Emilio Fernández como modelo del premio que hasta el día de hoy porta una espada por encima de un rollo de película.
Muchos han sido los actores mexicanos que han tenido la oportunidad de ser nominados en las categorías de Mejor Actor o Mejor Actriz en los Premios Oscar a lo largo de su historia. Es en la mesa de las actrices con quienes podemos encontrar más diversidad de nombres, iniciando por la legendaria Katy Jurado en 1955 convirtiéndose no sólo en la primera actriz mexicana en obtener una nominación al prestigiado galardón, sino en la primera latinoamericana en conseguir un lugar entre las nominadas, dejando su nombre escrito con letras de oro en la historia gracias a la película ‘‘Broken Lance’’ de Edward Dmytryk, con la que obtuvo la nominación a Mejor Actriz de Reparto. 48 años tendrían que pasar para que Salma Hayek lograra la primera nominación para una mexicana en la categoría de Mejor Actriz gracias a su interpretación de la pintora Frida Kahlo en la película ‘‘Frida’’ del 2002. Cuatro años después, la experimentada Adriana Barraza acompañaría al nombre de Katy Jurado en la categoría de Mejor Actriz de Reparto por su trabajo en la cinta ‘‘Babel’’, del también mexicano Alejandro González Iñárritu, pero no fue hasta el 2014 que la mexicana de nacimiento Lupita Nyong’o conseguiría no sólo la nominación en la misma categoría por su tremendo debut cinematográfico en la película ‘‘12 Years A Slave’’, sino también ganar la estatuilla que la convertiría en la primera mexicana galardonada en una categoría de actuación. Finalmente, sería en el 2019 cuando con una complicidad entrañable, Yalitza Aparicio y Marina de Tavira se acompañarían en sus nominaciones a Mejor Actriz -para Aparicio- y Mejor Actriz de Reparto -para De Tavira- por la película ‘‘Roma’’ de Alfonso Cuarón, siendo las primeras actrices en ser nominadas en dichas categorías por una película mexicana.
En la mesa de los actores la cosa pinta diferente, el nombre de Anthony Quinn es casi un absoluto reinante al contar con cuatro de las cinco nominaciones para actores mexicanos en la historia del Oscar. El actor nacido en Chihuahua también dejaría su nombre escrito con oro en la historia de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas al ser el primer mexicano en ganar el premio a Mejor Actor de Reparto en 1953 por la película ‘‘¡Viva Zapata!’’ y repetir el gane en la misma categoría con la película ‘‘Lust for Life’’ en 1957. Asimismo, se convirtió en el primer mexicano en ser nominado a Mejor Actor por la película ‘‘Wild is the Wind’’ en 1958 y conseguir otra nominación en la misma categoría por la película ‘‘Alexis Zorbas’’ en el 1965. Sería hasta el 2012 que México volvería a tener presencia en la categoría de Mejor Actor, la categoría que hoy nos interesa, con la nominación de Demián Bichir gracias a la película ‘‘A Better Life’’.
Este año, un nombre nuevo podría sentarse en la mesa de los mejores actores: un mexicano de mirada contemplativa con raíces oaxaqueñas, sangre de mezcal y un espíritu proveniente del agave que es ‘‘un actor brillante con la presencia que lo convertirá en la estrella de cine que será’’, dicho no por mí, sino por la mismísima Margot Robbie. Ese nombre es el de Diego Calva, protagonista de ‘‘Babylon’’, la nueva película del aclamado director Damien Chazelle, el que curiosamente fuera quien rompiera la racha de directores mexicanos ganadores en el Oscar comandada por Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu y Guillermo del Toro gracias a su película ‘‘La La Land’’ en el 2017.
Diego Calva Hernández.
Nacido en la Ciudad de México el 16 de marzo de 1992, unido a su madre por los libros, a su padre por el café y a su abuelo por el mezcal, el cine ha sido el leitmotiv en la vida de Diego Calva como el fan apasionado de las películas que es. Director de formación, actor por vocación, pintor por adaptación y analista cinematográfico por inercia, Diego no aspiraba a una vida frente a las cámaras, sino detrás de ellas.
Fan de Pokémon y de los juegos de cartas, un Diego de 13 años que creció rodeado de libros soundtrackeados por The Velvet Underground, Frank Zappa y Tom Waits, creía que su camino estaba en la poesía, sueño de juventud que sigue junto a él a través de un tatuaje del ‘‘Dios-Perro’’, pero que dejaría de lado al descubrir su vocación por la imagen en movimiento que le da vida a la realización cinematográfica.
Estudió la Licenciatura en Dirección Cinematográfica en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) en la Ciudad de México, dando paso a trabajos como gaffer, electricista y asistente de dirección, así como actuando en cortometrajes de amigos como el de Diego Lomelin, en el que tuvo que cubrir a un actor que no se presentó al rodaje, o el titulado ‘‘Ficción’’ de Juan Pablo Villavicencio, en donde compartió cuadro con una actriz, en ese entonces también principiante, de nombre Ximena Romo. Sin saberlo, y quizás sin quererlo, Diego se estaba preparando desde entonces para el papel que lo llevaría al mundo de las máximas estrellas de la pantalla grande, pero antes de ello se toparía con una oportunidad frente a cámara que cambiaría su rumbo en el mundo del cine…
El Anarquista.
… ‘‘Te Prometo Anarquía’’, del 2015, es un largometraje del director Julio Hernández Cordón, quien un día comenzó una búsqueda a través de Facebook para encontrar a un par de chicos que fueran buenos con la patineta y que quisieran actuar en una película que retrataría su historia de amor dentro de un mundo en el que tienen que organizar ‘‘vacas para ordeñar’’, es decir, el tráfico de sangre.
Amigos en común ligaron a Diego con dicha búsqueda y finalmente con Hernández Cordón, quien lo convenció para darle una oportunidad a la actuación de una manera más formal con el personaje de Miguel, un chico de clase media alta cuya mayor relación con sus padres es manejar la camioneta que era de su papá. Su mejor amigo, Johnny (Eduardo Eliseo Martínez), es su compañero de patineta y de cama, pero también es el amor que lo pone celoso y por quien se aventura en situaciones de riesgo como la venta clandestina de sangre.
Una película desesperanzadoramente bella, de aura inocente tanto en los personajes como en los actores, en la que Diego resalta por su presencia genuinamente adorable entre un entorno violento y en donde consigue crear a un personaje enternecedor con toda la naturalidad de la que lo dotaba su inexperiencia como actor. Esa brillante presencia de la que Margot Robbie hablaría 7 años después, quizás.
‘‘…Anarquía’’, que en las palabras de Diego sigue siendo especial por permitirle ver al cine desde otros ojos y crear una fraternidad de verdad con ‘‘El Pelukaz’’ Martínez, no sólo le conseguirían el Premio a Mejor Actor en el Festival de Cine de La Habana, sino también la vocación por la actuación.
La película se encuentra disponible en MUBI.
Desenfrenado Crecimiento.
El pronto Licenciado en Dirección Cinematográfica aprovechó todos sus conocimientos técnicos sobre cine, trazos escénicos, control de cuadro y manejo de cámara para continuar con su carrera frente a ella. Vendría ‘‘Ayúdame a Pasar la Noche’’ de José Ramón Chávez en el 2017 como su segunda película, y casi de inmediato llegó su incursión en la televisión con la serie de Telemundo ‘‘El Recluso’’, en donde interpretó al personaje de ‘‘El Rubio’’, en 2018.
Dos años después, Diego filmaría sus siguientes películas: ‘‘Tigres’’ y ‘‘ColOZio’’. En esta última interpreta a su homónimo, quien en compañía de su amigo Gael, tiene que detener el asesinato del candidato presidencial que ya todos conocemos, el cual predijeron a través de una psicodélica visión en su televisor. Diego forjaría su estilo como actor dentro de ese cine mexicano que no obtiene precisamente los reflectores más brillantes, ese que batallamos para encontrar y que no suele levantar las miradas del público que está sumergido en la cartelera comercial, pero que le estaba permitiendo marcar una presencia constante en un mundo en el que su nombre se volvía cada vez más sonado.
En ese mismo año llegaría ‘‘Desenfrenadas’’, serie de Netflix en donde Diego compartió escena con un grupo de fervientes actrices entre el público joven como lo son Tessa Ia, Bárbara López, Coty Camacho y Lucia Uribe. La serie consiguió una popularidad tremenda en un nicho muy especial que hasta la fecha sigue pidiendo una segunda temporada, lo cual significó el acercamiento de Diego a lo que es un producto mainstream provocador de las miradas mundiales, así como al aplauso -o hate– de los fans gracias al personaje del Joshua, un chico problemático que mantiene una relación tóxica con Marcela (Camacho) y que se vuelve una piedra en el zapato de las desenfrenadas.
El Jefe de Jefes.
El vínculo de Diego con Netflix no terminaría con el tropezado final de ‘‘Desenfrenadas’’, ya que llegaría nada más y nada menos que ‘‘El Botas Blancas’’ para dejar que lo interpretara en una de las series más relevantes de los últimos años. Arturo Beltrán Leyva, el famoso capo sinaloense, sería interpretado por Calva en ‘‘Narcos: México’’, compartiendo créditos con actores como Diego Luna, José María Yazpik, Joaquín Cosío, Luis Gerardo Méndez, entre otros.
Este personaje significaría un fogueo muy especial para Diego dentro de lo que significa ser actor, ya que tuvo que realizar investigaciones exhaustivas sobre el personaje y la persona detrás de él, del cual fue complicado obtener referencias, por lo que tuvo que echar mano de su imaginación y la toma de decisiones actorales para la construcción del también llamado ‘‘Jefe de Jefes’’, señores.
Este proyecto también le daría a Diego la claridad en sus convicciones sobre los personajes que busca interpretar ante el conflicto que le provocó estar en la piel de un narcotraficante y en plena conciencia de lo que la glamorización de sus historias implica en un público como lo es el mexicano. Si bien él no pretende juzgar a sus personajes y los respeta como creaciones ficticias, la moral personal a veces nos hace pasar malos ratos en lo profesional, por lo que Diego no pudo esquivar la culpa que trajo consigo ‘‘El Botas Blancas’’, pero que afortunadamente supo balancear con su profesionalismo al tener claro que ese era su trabajo como interprete.
Diego es un actor al que le gusta darle la importancia merecida a los diferentes departamentos dentro de las producciones en las que trabaja. Toma en cuenta desde el vestuario, hasta la utilería, pasando por sus compañeros de escena para crear a sus personajes y enriquecer los procesos creativos que requiere la inmediatez con la que se trabaja en la televisión. Las grabaciones de la serie se llevaron de manera escalonada debido a los protocolos de sanidad establecidos por la pandemia del 2020 y la poca cercanía que pudo establecer con el equipo de filmación debido a ello, como a él le gusta siendo director, mermó en cierta medida esta experiencia; sin embargo, fue precisamente en la época de pandemia cuando Diego recibió una noticia que cambiaría por completo su vida como actor y que ni siquiera los vuelos cancelados por el inicio del confinamiento en marzo del 2020 podrían detener…
Haciendo ruido en Hollywood.
Situada durante la época dorada de Hollywood en la que se da la transición del cine silente al cine sonoro, lo cual implica el trepidante ascenso y la estrepitosa caída de varias de sus estrellas y un juego despiadado y glamouroso lleno de brillo y excesos para mantenerse vigente, el quinto largometraje del director ganador del Oscar, Damien Chazelle, nos cuenta la historia de Manuel ‘‘Manny’’ Torres, un joven soñador determinado a consolidar una carrera en el Hollywood de los años 20s; estadounidense de nacimiento pero de origen mexicano quien, en palabras del propio Chazelle, se convierte en nuestros ojos y oídos a lo largo de la película. Manny es un personaje que nuevamente envuelve a su intérprete en esa aura de inocencia respecto a lo que es el mundo del cine al ser un chico naive fan de las películas que está dispuesto a llevar el café, jalar cables, ser gaffer, electricista o cubrir a un actor que no llega al rodaje, como aquel chico fan de Pokémon de la Ciudad de México, con tal de estar cerca de ese mundo y ser parte de algo más grande.
Esta suerte de reverberación suavizada de aquel ‘‘Hollywood Babylon’’ del que nos habló Kenneth Anger, al tocar el desenfreno y la truculencia que se vive en ese luminoso inframundo reinado por las estrellas de cine, se armoniza ahora con la innegable vena musical y fijación por el mundo de las artes en el que Chazelle gusta de sumergirse cada que puede a través de sus guiones y su cámara.
Esos ojos contemplativos, de mirada nostálgica, fueron los que llamaron la atención del director en una foto de Diego Calva y por lo que buscó al mexicano para que realizara un casting que, hasta ese momento, el actor no sabía para qué era. Fue en marzo del 2020 cuando Diego estaba listo para volar a Estados Unidos y realizar su casting presencial, sin imaginar que precisamente ese fin de semana se declararía el confinamiento obligatorio que se lo impediría y que incluso retrasaría los planes generales para la película. Ese año de retraso solamente significaría más tiempo para perfeccionar su inglés y preparar el personaje de la mano de Damien, coaches de idioma y de actuación, y de lecturas a través de zoom con quien hasta ese entonces sería su coprotagonista: Emma Stone.
Emma abandonó el proyecto a finales de ese año, pero de inmediato se anunciaría a quien tomaría su lugar al lado de Diego como protagonistas de la película: nada más y nada menos que Margot Robbie, con quien Calva estableció una conexión casi inmediata a través de la actuación y los juegos de cartas, y para quien hoy en día no tiene más que palabras halagadoras que son venerablemente correspondidas por parte de la australiana. En enero del 2021, por fin, el mexicano pudo volar a California para realizar las lecturas presenciales al lado de Margot, y fue en marzo del mismo año cuando finalmente se anunció públicamente que Diego sería el protagonista de ‘‘Babylon’’ al lado de Robbie y que tendría como secundarios a actores del calibre de Brad Pitt y Tobey Maguire, entre muchos otros.
Lo que Diego ha definido como una suerte de ‘‘metaficción’’ por las fortuitas conexiones entre la historia de Manny y la propia, se resume en una vida dirigida por la pasión por el cine. Sus orígenes, su historia de migración, su amor por las películas y sus inicios en ellas, su voracidad por aprender todo lo que pueda de las leyendas que lo rodean, desde llevar cafés hasta conquistar el cuadro al grito de ‘‘¡acción!’’ es como si Diego, sin saberlo, se estuvo preparando para este papel toda su vida. Gracias a Manny, Calva se siente afortunado de poder ponerle su rostro a los mexicanos involucrados en la industria del cine en Hollywood que muchas veces no han sido reconocidos, una industria que lo ha dejado complacido por la forma seria, rigurosa y creativa de trabajar la cual aplaude en la figura de Damien Chazelle cada que puede.
Diego, quizás también sin buscarlo directamente, lanza un statement fuerte y claro para el público mexicano -ese que se queja de las películas mexicanas en cartelera sin molestarse en buscar más allá de la taquilla, el que con los ojos cerrados pero rebosantes de prejuicios avienta los juicios al aire sobre quién sí y quién no es merecedor de galardones curiosamente solo en la época de premiaciones- y ese mensaje es que la formación actoral de manera formal no siempre antecede al reconocimiento que se le da al talento nato que con constancia y trabajo lleva a los verdaderos actores a donde pertenecen, tengan «escuela», o no, ya que en sus propias palabras: ‘‘con esta película, por fin, me convertí en actor’’. Asimismo, deja claro que por supuesto existe una oferta cinematográfica nacional más allá de aquella que le era reclamada a Guillermo del Toro hace unas semanas, pero que no tiene la difusión merecida y/o no es buscado por ese público mexicano que gusta de derrochar juicios vacíos.
Por lo pronto, y ya con las nominaciones a los Satellite Awards y a los Golden Globes a Mejor Actor en Comedia o Musical en la bolsa, Diego describe a ‘‘Babylon’’ con la palabra «futuro», y ese aun le tiene resguardado el estreno del spin-off de ‘‘Bird Box’’, aquella película de Sandra Bullock en la que ahora él tomará la batuta, la película ‘‘Bonded’’ de Mohit Ramchandani y la serie para AppleTV ‘‘Familia de Medianoche’’, adaptación del documental del 2019, mientras su invitación a sentarse en la mesa de actores mexicanos nominados al Oscar llega el próximo 24 de enero. Hasta entonces, Diego Calva planea aprovechar la invitación a esa fiesta llamada Hollywood, fiesta que no piensa abandonar.
‘‘Babylon’’ estrena el próximo 23 de diciembre en Estados Unidos mientras que México espera su llegada a cartelera el próximo 19 de enero.