Este 10 y 11 de febrero se estrenará en cines selectos Niña sola, el primer largometraje documental de Javier Ávila; en donde nos expone el caso del feminicidio de Cintia, una joven de 19 años que fue asesinada en su propia casa en el año 2016 por el ex-novio de su madre; quien, junto con el director, estuvo presente el pasado miércoles 9 de febrero en un conversatorio que tomó lugar en el Cine Tonalá. También, estuvieron presentes dos representantes de Impunidad Cero y la Red de Abogadas Violeta.
Asimismo, dicho evento, al cual tuve el placer de asistir, estuvo precedido por una función de la cinta; la cual cuenta con los testimonios de Arcelia y Berta, madre y hermana de Cintia. Mientras en pantalla se muestran imágenes de la vida cotidiana de las tres mujeres involucradas en esta tragedia, de fondo podemos escuchar su historia, marcada por la violencia de género en la vida de pareja.
Así, través de este caso, Ávila expone en Niña sola las diferentes formas de agresión que sufren las mujeres en nuestro país y el peligro que representan; pues la imposición de los estereotipos de género y la normalización del abuso en el amor romántico pueden resultar en la pérdida de un gran número de mujeres.
Sobre las palabras de Arcelia
Sin embargo, aquí me quiero enfocar en un aspecto de este caso que llamó particularmente mi atención: la culpa. A lo largo de este documental, Arcelia nos relata cómo fue su relación con el hombre que mató a su hija; es decir, llena de celos, obsesión y repetidas instancias de violencia. Nos dice que se arrepiente de no haberlo denunciado desde la primera vez que la golpeó; así, él se hubiera alejado de ella. Por esto, se acusa a sí misma de haber estado ciega ante esta situación.
Es así que, durante el conversatorio y entre lágrimas, declaró que se encontraba sensible a causa de las palabras de uno de sus nietos; dado que, tras ver el documental, el pequeño le dijo a su abuelita que «le gustaría darle unas cachetadas» porque se dejó golpear por el homicida de su hija. La manera en la que lo dijo, de nuevo, dejó entrever la culpa que carga.
Sin embargo, lo primero que se me vino a la mente después de escucharla fue algo que yo misma he luchado por meterme en la cabeza: que la culpa no sirve. La culpa nos detiene, nos lleva al autodesprecio y perpetua la impunidad del verdadero criminal. En su lugar, y con esto estoy compartiendo aquí algo que viene de mi propia experiencia, lo que nos toca después de un suceso tan indignante como este es la responsabilidad. Y yo no veo a nadie más responsable y admirable que a la misma Arcelia.
Una fuerza imparable
¿Qué hay más responsable y más resiliente que una madre que, a pesar de su propio dolor, decidió seguir adelante por su hija y sus nietos? Una mujer que, después de casi 5 años de la muerte de su hija, sigue luchando por hacer que escuchen su voz; que el mundo conozca a Cintia por la niña que fue en vida y duelan su pérdida junto con ella. Arcelia es, como muchos padres en nuestro país, una fuerza imparable que sigue buscando justicia, y eso la ha llevado hasta aquí.
Yo la escuché el pasado miércoles en Cine Tonalá y también me gustaría que aquellxs que me leen ahora vayan a escucharla a las salas de cine en las que ahora mismo se proyecta Niña sola, cuyos horarios se encuentran disponibles en las redes sociales de la distribuidora PIANO.
Pero, además, para tomar parte en esta responsabilidad, todxs podemos comenzar por desaprender aquello que este sistema machista nos ha enseñado, así como por ayudar a cualquier persona que se encuentre en una situación de abuso. Recordemos siempre que la culpa jamás será de la víctima, sino del agresor.
Referencias
Nava, M. (2022, febrero 10). Niña sola: la voz de una madre en contra del silenciamiento y la revictimización. Por Amor Al Cine.
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