Es tan importante ganar un Óscar que todos los medios cubren su transmisión, cada actor, actriz, director y miembro de una producción sueña con ganar uno en su carrera; en consecuencia, dicha premiación se ha asociado garantía de calidad cuando a darle la estatuilla a lo mejor del cine. Sin embargo, con cada año que pasa, los ratings parecen bajar y la inconformidad de los espectadores aumenta, pero ¿por qué? ¿Qué no era ganar un Óscar lo mejor que podría pasar?
Aquí, analizaré las razones por las cuales los Óscar cada vez son considerados menos importantes; o por lo menos, razonas qué significa realmente ganar un Óscar y qué conlleva ganar dicho premio.
¿Qué son realmente los Óscar?
Una vez que se conocen los nominados de los premios Óscar, los debates sobre quién será el ganador en cada categoría no tardan en surgir en las conversaciones; sin embargo, con cada año que pasa, los Óscar han generado polémica al considerarse poco creíbles o que dan premios a quienes no lo merecen. Pero, ¿qué son realmente?
En el año 1929, en el hotel Hollywood Roosevelt, los miembros de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas, decidieron crear una ceremonia para “auto premiarse”; nominando y premiando a lo considerado lo mejor de ese año. Dando como resultado la creación de el sindicato de cine estadounidense, que tenía el fin de promover la excelencia y la calidad dentro del cine.
Gracias a sus estándares de glamour y la fuerte presencia de Hollywood en el cine, los premios Óscar son considerados como una autoridad máxima del cine mundial. Algo en mi parecer erróneo porque, en realidad, los Óscar premian al cine estadounidense, sí, ahora están las categorías de mejor película o cortometraje extranjero; pero éstas categorías son relativamente nuevas y la naturaleza de ésta ceremonia no deja de ser local.
“Los Óscar están dirigidos para las películas americanas (…) No son un festival internacional, son una ceremonia local.”
-Bong Joon-ho a Big Pictures Film Club.
Algunos ejemplos de incoherencia
Piensa esto, imagina que celebráramos más a Los Premios de la Academia Japonesa y los consideráramos como la ceremonia definitiva del cine por encima de los Óscar; suena raro, ¿verdad? Porque el cine japonés, el mexicano, el chino o el de Bollywood no representan al cine mundial, no obstante, Hollywood trata siempre de ese conservar ese estandarte.
En consecuencia, las discrepancias por que la película que ganó el premio a Mejor Película en realidad no se lo merecía siempre han existido en los Óscar. El ejemplo más citado es el caso de El ciudadano Kane (1941) de Orson Welles, etiquetada como una de las mejores películas de la historia; y, ¿adivina qué? No ganó el Óscar a Mejor Película sino Mejor Guion Original, en cambio la que se llevó la estatuilla fue Que verde era mi valle (1941) de John Ford.
Ahora, yéndonos más hacia adelante, está el caso de El color púrpura (1985) de Steven Spielberg, también señalada como una de las mejores películas y tuvo 11 nominaciones; ¿cuántos premios se llevó? Ninguno. En su lugar, ganó la película romántica, Out of Africa (1985) con Meryl Streep y Robert Redford; una historia real pero que narra una realidad mucho “más feliz y blanca” que la película de Spielberg. Por ello, éste caso es citado como una clara evidencia que a la academia y a la sociedad americana no le gusta que le digan sus verdades.
Y si nos vamos a éstos premios, las quejas vienen de la centralización de la industria, predominando Disney y otras mega producciones que han sido éxitos en taquilla; dando la impresión de ser una ceremonia que parece premiar más lo comercial, un ejemplo claro fue Klaus (2019) perdiendo contra la gastada Toy Story 4 (2019).
“El premio a Mejor Película siempre resulta el más polémico. (…) Si las ceremonias de premiación desaparecieran, el cine seguiría existiendo, es decir, los premios para las películas son, en el mejor de los casos, redundantes y, en el peor de los casos, equivocados; y más equivocaciones de las que se creerían.»
(Lomelí, A. 2019).
Por último, quiero señalar que los premios Óscar priorizan siempre los dramas por encima de cualquier otro género; siendo que cientos de películas han aportado más al séptimo arte que no son dramáticas, incluso algunas son íconos de la cultura pop, de culto u objetos de estudio. Tales como: Rashōmon (1950), Psicosis (1960), Naranja Mecánica (1971), Blade Runner (1982), El gran Lebowski (1998), La La Land (2016), prácticamente todo David Lynch y un largo etcétera. Por cierto, ésta es una de las mejores parodias que verán de La La Land:
No tan representativos como crees
Es una obviedad decir que la programación de dichos premios es muy rentable, es más, la llamada “selfie más famosa del mundo” tuvo lugar en dichos premios; inclusive, desde hace 2 meses ya se hablan de las películas que van a participar, quiénes se merecen el Óscar o cuál peli será la ganadora. Sin embargo, cada vez es más frecuente percibir entre los críticos y la misma audiencia que la ceremonia recompensa con menos frecuencia al talento.
“El Óscar forma parte de los parámetros empresariales de la industria, por lo que responde a esos términos: quien gana un Óscar, verá impulsada su carrera, gozará de cierto prestigio, pero si pierde, el producto creativo que ha quedado impreso tampoco se perderá.”
(Lomelí, A. 2019).
También, una de las principales quejas es señalar a los Óscar en 2 direcciones; primero, que solo premia producciones hegemónicas, de habla inglesa y conservadoras y la segunda es que premia producciones para ser políticamente correctas. Y, ¿adivinen qué? Ambas pueden tener razón, me explico. Por un lado, se sabe que la mayoría de los jueces que votan o nominan a los participantes son masculinos y de ascendencia anglosajona; como resultado, dichos sujetos dan prioridad a productos que se adapten a su status quo.
Por otro lado, en años recientes se han aceptado a más miembros en los jurados de la academia, principalmente de grupos minoritarios con el fin de “equilibrar” los votos; no obstante, las últimas premiaciones siguen generando polémica, ¿por qué? En la cuestión de la agenda política, al ser un espectáculo, sabe que debe dar de qué hablar y dar el contenido que la audiencia espera; lo que incluye mayor diversidad en las nominaciones, películas con mayor diversidad temática y más presencia de sectores marginados, séanse mujeres, personas de otras etnias o filmes de otras regiones. Aunque, eso sí, en casi todas las ocasiones, dichos grupos tienen pocos chances de ganar.
“De sus 6000 miembros, en el 2016, un 93% eran blancos y un 76% hombres y su edad promedio era de 63 años, (…) Es por eso que durante muchos años se cuestionó a la Academia por votar siempre por un mismo patrón de películas. (…) Para 2020, la Academia preveía que la cantidad de mujeres y miembros de minorías se duplicaría, así haciendo todo más democrático, ¿fue así? No, en 2019, la mitad de los miembros nuevos eran mujeres, pero la Academia seguía siendo en su mayoría masculina (un 68%) y mayormente blanca (un 84%). O sea, no cambió un carajo.”
(Coffe TV, 2021).
No obstante, no creo que ese sea el problema, de hecho, me parece maravilloso que una ceremonia que se le ha dado tanta importancia global amplíe sus parámetros; en mi parecer, el problema radica en que estas nominaciones no se sienten siempre genuinas, pues lo hacen para ganar audiencia y no porque quieran a esos nominados ahí. Pero, al final todos ganan, ¿verdad?
Lo que se obtiene al ganar un Óscar
Existe algo que muchos especialistas llaman “El efecto Óscar”, que se define como “el impulso económico que generan los premios y las nominaciones en las películas”; y, según la IBISWorld, los nominados en los 5 años anteriores registraron un beneficio del 257.2%, (ABC Play, 2019). Por lo que, claramente, los Óscar son usados también como estrategia de marketing, con ello, si alguna película tiene alguna nominación, hay garantía monetaria.
En el caso de actores o actrices que ganan el premio también reciben “una recompensa”, por así decirlo; de hecho, Ira Kalb señala que: “los ganadores de estas estatuillas suelen ganar un 20% más de dinero en su siguiente papel”, (ABC Play, 2019). A parte, aquellos intérpretes que no ganaron, no se quedan con las manos vacías, pues tienen la opción de escoger distintos regalos; entre ellos, 6 días en Hawái, un paquete todo pagado a Israel, quedarse en un hotel de lujo en Italia, recibir tratamientos de belleza o productos como joyas.
Por ende, nos damos cuenta que los Óscar ya no son una ceremonia de reconocimiento al talento cinematográfico; en cambio, un gran comercial con una buena carga de reconocimiento que, dado a su historia, se le asocia con calidad. A pesar de ser una premiación local y no internacional. Como bien dice Alejandra Lomelí (2019):
“Como ya se ha dejado más o menos asentado en los anteriores puntos, el Óscar se rige bajo los estatutos comerciales de la industria y, en el mejor de los casos, es un premio de reconocimiento público.”
Hacer predecible lo impredecible
Con todo esto, ya es bastante normal ver artículos y reseñas que te explican cómo saber qué película, actor o nominado tiene más posibilidades de ganar; por ende, ésta edición de los Óscar no ha sido la excepción.
La mayoría apunta a que Kristen Stewart puede ganar el premio, dado que es su primera nominación e interpreta a la princesa del pueblo, Diana. Por otro lado, otros consideran que Nicole Kidman ganará por su rol en Being the Ricardos, pues es una historia biográfica y que toma elementos del pasado gringo; y todos sabemos que la Academia siempre siente debilidad por películas que alaben su pasado o los hagan sentir “orgullo americano”.
Ahora, en el caso de los hombres, igualmente está Andrew Garfield, que recibe la primera nominación de su carrera con Tick, tick… BOOM! (2021). Asimismo, están Javier Barden por Being the Ricardos (2021) y Will Smith por El método Williams (2021), también una película biográfica y dramática; y ya sabemos cómo le gustan los dramas a la Academia. No obstante, quien muchos predicen tiene las de perder es Benedict Cumberbatch, (El poder del perro, 2021), ya que, a pesar de ser un drama, a la Academia no le gusta premiar wésterns. Pregúntenle a Clint Eastwood.
En cuanto al premio más esperado, la mejor película que muchos consideran la ganadora será Don´t Look Up (2021); dado que cuenta con un gran reparto y su sátira climática gustó a muchos, aunque, la sátira también es de esos géneros que rara vez van a ganar un Óscar.
En cambio, películas extranjeras como Drive My Car (2021) o filmes con directores extranjeros, siendo el caso de Nightmare Alley de Guillermo del Toro, tiene pocas probabilidades de ganar; y si hablamos de películas como CODA (2021), donde la mayoría de los actores son verdaderos sordomudos, suelen ser nominadas nada más para resaltar su rareza y no porque realmente quieran darles el premio.
Por lo tanto, todo apunta a que la sátira ya mencionada, Licore Pizza (un homenaje a la ciudad de Los Ángeles), Amor sin barreras (2021) o Dune se lleven el premio; dado que han recaudado mucho en taquilla, tienen una fanbase establecida o son grandes producciones. No obstante, recordemos que a la Academia no le gusta premiar películas fantásticas o musicales, a menos que sean consideradas “épicas”; por lo que todo se resume a Belfast (la ya llamada copia de Roma, 2018) o a Don´t Look Up.
En el caso de las películas animadas, casi toda la categoría está repleta de películas Disney, ¿la compañía del ratón siendo tacaña? Que raro; a pesar de yo ser de las que desean que Los Mitchell VS Las máquinas gane, seguramente Encanto ganará, aunque en mi parecer no lo merece.
Finalmente, es muy poco probable que una película gane si tiene a una directora detrás, en lugar de un director; a pesar de incluir más mujeres en las nominaciones, sigue sin existir garantía de su triunfo o en su lugar, nominen sus películas pero no a sus figuras. Por lo que aún habrá que esperar.
Sin embargo, realmente espero equivocarme en todo esto y ganar un Óscar sorprenda ésta vez, dando el premio a quien realmente haya sido el mejor de su categoría; y no dar a quien sea más famoso, esté bien conectado en la industria o darle el premio porque genere más ratings. Pero dichas predicciones no son inventos o conjeturas mías, los números no mienten.
Entonces, ¿es realmente importante?
Por último, creo que queda claro que, quienes nominan y escogen a los ganadores no son necesariamente lo más sabios con respecto al cine; aunado a esto, vuelvo a señalar que no debemos otorgarles tanta importancia, al menos no más de la que reciben. Ciertamente, la mayoría de las películas recordadas como de las mejores de la historia, por ejemplo Sueños de Fuga (1994), jamás ganaron o fueron nominadas.
Pero no hay que olvidar que el jurado debe ser variado y los nominados deben ser variados; ya que, sin importar cuantas normas cambien para elegir un ganador, si el jurado no cambia, los cambios de normas no van a importar. Al final, lo que importa es la trascendencia en el tiempo y eso ningún productor millonario podrá decidirlo, pero nosotros, los cinéfilos, sí.
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Referencias bibliográficas
- ABC Play. (2019, Febrero 25). ¿Qué obtienes al ganar un Oscar? Abc.
- Coffe_TV. (2021, Febrero 26). ¿Qué Tan Importante es ganar un Oscar? | Análisis | Coffe TV. Youtube.
- Duarte, F. (2020, Febrero 6). 7 claves que explican cómo ganar el Oscar a mejor película. BBC News Mundo.
- Lomelí, A. (2019, Enero 23). Argumentos de por qué los Óscar no son tan importantes. Tomatazos.
- Michallon, C. (2022, Febrero 9). ¿Quién realmente ganará en los Oscar? Estas son las únicas predicciones que necesitas. Independent Español.