La Séptima Pantalla

Aladdín: El musical de Broadway

Hay un momento durante la canción “Friend like me” del musical de Broadway “Aladdín”, en el que literalmente los 8,644 cristales de Swarovski del vestuario de cada uno de los bailarines deslumbran a la audiencia, mientras el desparpajo visual y sonoro inunda todo el ambiente. Dividida en 2 actos, la obra despega en un tono muy elevado de magia y color, que no desaparece aun después de caer el telón. 

Adaptada de la película homónima de Disney de 1992, “Aladdín” se presenta desde marzo del 2014 en el legendario e histórico New Amsterdam Theatre, corazón del distrito teatral de Broadway. Se trata de un deleite a los sentidos que incluye 337 vestuarios, 84 efectos pirotécnicos y ópticos (como la inolvidable alfombra mágica), y un equipo de producción que ha ganado 20 Premios Tony, el máximo galardón teatral, a lo largo de los años.

Doce millones de personas alrededor del mundo han visto en las tablas la historia del huérfano “Aladdín”, quien se cruza por las calles de Agrabah con el villano Jafar, la princesa Jasmine y por supuesto la lámpara maravillosa, de donde saldrá un ser mágico que concederá 3 deseos. Interpretado por Michael James Scott, el Genio toma las riendas de la trama para adentrar al público en una historia que mezcla romance, comedia y música en vivo. 

“Arabian nights”, “Proud of you boy”, “Prince Ali” y quizá el momento cumbre con “A whole new world”, son algunos de los números musicales que van hilvanando el celebrado libreto de Chad Beguelin, la música del gran Alan Menken y las letras de Tim Rice y Howard Ashman. Un show musical que ha recorrido un largo camino desde su nacimiento en Seattle en 2011, con funciones de prueba en Toronto en 2013 y finalmente el estreno en Nueva York hace 7 años. 

Shoba Narayan y Jacob Dickey, como Jasmine y Aladdín respectivamente, encabezan un reparto que, en los momentos más emocionantes de la obra, conjunta el trabajo de 28 actores en escena, perfectamente sincronizados con el juego de luces, plataformas que desaparecen personajes y una escenografía que presume todo el poderío que implica una puesta en escena en la zona teatral más importante del mundo. La belleza del resplandor del centelleante vestuario, impacta y remite a la fastuosidad de una atmósfera mágica en donde todo es posible. 

La lámpara maravillosa, provoca que los diferentes escenarios en donde se desarrolla la acción, vayan de la sencillez de un mercado a la opulencia de un enorme palacio. Pero es en cada una de las locaciones, en donde el peso de la música conducida por Michael Kosarin, se roba la atención. Hay un encanto en las melodías suaves, que se toman su tiempo para ayudar a que la historia avance, contrastando con la prisa de las canciones más conocidas y divertidas, aquellas en donde aparece el siempre parlanchín Genio. 

Dirigida y coreografiada por Casey Nicholaw, “Aladdín” en Broadway es una visita obligada para los amantes de los musicales de Disney: “El rey león”, “La bella y la bestia” y “Frozen”; experiencias irrepetibles y necesarias, justo ahora que grandes producciones apuestan todo en sus tablas para provocar que el público vuelva a los teatros. Desde hace 25 años, Disney ha cambiado la forma de hacer musicales teatrales. El New Amsterdam Theatre (bella mezcla de estilos Beaux Arts y Art Nouveau), fue adquirido en 1995 por la compañía del ratón para tener permanencia definitiva en Broadway, a unos pasos de Times Square. 

Rankeada en el lugar 25 como una de las obras de mayor permanencia en Broadway, con más de 2500 representaciones y una recaudación de más de 400 millones de dólares, “Aladdín” ha levantado el telón en Japón, Reino Unido, Alemania, Australia y Canadá, entre otros países, explotando todo el arte de su colorida esencia y estruendosa música. Sus 2.1 millones de cristales Swarovski, deslumbrarán un destino más. El 17 de noviembre de este año, llegará a México para presentarse en el Teatro Telcel de la CDMX.